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El equivalente ártico al descubrimiento de la tumba de Tutankamón
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El equivalente ártico al descubrimiento de la tumba de Tutankamón
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El equivalente ártico al descubrimiento de la tumba de Tutankamón

Pocos años después del descubrimiento de América ya apareció la necesidad de encontrar una ruta marítima más corta para ir de Europa a Asia que las dos conocidas a principios del siglo XV que era extremadamente largas: la del Cabo de Buena Esperanza que bordeaba toda África y la del temido Cabo de Hornos que pasaba por el extremo sur del continente americano.

Fue a finales de ese siglo cuando se vió claramente que el camino más corto para ir de Europa a Asia era navegar a través de lo que se llamó el Paso del Noroeste. Una ruta que iba del Océano Atlántico al Pacífico atravesando el inexplorado archipiélago ártico de lo que hoy en días es Canadá.

Muchos grandes exploradores y marinos intentaron infructuosamente durante siglos hallar el paso entre ese laberinto de islas y tierras gélidas, pero la extrema dureza del Ártico y el mar congelado permanentemente, incluso en verano, derrotaban una y otra vez a esos esforzados hombres de mar.
 


Ya en 1.845, varios siglos después de los primeros intentos de encontrar el Paso del Noroeste, el oficial de la Armada británica, Sir John Franklin fue el elegido para capitanear la que hasta la fecha era la expedición ártica más potente y supuestamente mejor preparada de la historia polar con el objetivo principal de navegar y cartografiar toda la ruta.

129 hombres, dos barcos de la marina inglesa, el HMS* Terror y el HMS Erebus que ya habían viajado a la Antártida, así como víveres y provisiones para varios años era con lo que contaba Franklin para atravesar el paso. Todos los marinos, incluyendo su capitán, morirían en el implacable Ártico y las dos naves desaparecieron sin dejar ningún rastro.
 


Después de varios años sin noticias de los marinos, en 1.848 Jane Griffin, esposa de Franklin, junto con los familiares de los desaparecidos ejercieron presión al gobierno británico para que se iniciaran las tareas de búsqueda y rescate de la expedición ártica.

En una de las primeras expediciones de rescate, en el sur de la isla de Devon (uno de los pasos claves de Paso del Noroeste), se encontraron pistas y señales  de la expedición de Franklin, así como las tumbas donde estaban enterrados dos de los marineros.

En 1854 durante la expedición encabezada por John Rae, marino enviado por el Almirantazgo británico para las labores de búsqueda de los desaparecidos,  un Inuit informó de la muerte de un grupo de 35 – 40 hombres en la desembocadura del río Back situado en el norte de la masa continental de Canadá. Aparentemente la causa de la muerte de esos marinos fue el hambre y parece ser que se dieron casos de canibalismo.

En marzo de 1854 Gran Bretaña dio oficialmente por fallecidos a los 129 miembros de la expedición sin saber aun lo que había sucedido y sin haber encontrado ninguno de los dos barcos ni el cuerpo de Franklin.
 


A pesar de los años que ya había pasado de los trágicos sucesos, Lady Franklin siguió luchando para fletar más expediciones de búsqueda y así conocer el destino de su marido y de los hombres bajo su mando. Finalmente en 1.859 consigue financiación para lanzar la que sería la última expedición en busca de Franklin.

Al mando de esa postrera expedición estaría Francis L. McClintock que en un hito de piedras en la isla de King Williams encontró una carta fechada el 25 de abril de 1.848, tres años después del comienzo de la expedición, firmada por Francis Crozier y James Fitzjames, capitanes del Terror y el Erebus respectivamente. En ella daban cuenta de la muerte de más de 20 hombres incluyendo el propio Franklin, así como que tuvieron que abandonar los barcos que habían quedado atrapados en el hielo el 12 de septiembre de 1.848.

A pesar de haber encontrado algunos cadáveres y numerosos objetos de los tripulantes, el misterio sobre lo que había ocurrido exactamente seguía sin resolverse y los barcos permanecían desaparecidos.

Una de las consecuencias más importantes de esa expedición fallida de Franklin, es que gracias a las sucesivas expediciones de búsqueda se pudieron cartografiar miles de kilómetros de costa ártica que no habían sido explorados hasta la fecha.
 


Después de la expedición de McClintock, durante casi un siglo, la búsqueda de Franklin cayó prácticamente en el olvido hasta que ya en pleno siglo XX un grupo de científicos emprende un estudio científico de las tumbas, los cuerpos y los materiales de los tripulantes hallados en las islas de Beechey y King Williams.

Los análisis de estos estudios llevados a cabo en 1.981 concluyen que las causas principales de la muerte de la tripulación fueron las enfermedades como neumonía, escorbuto y tuberculosis, el envenenamiento por plomo de las latas de conservas y el agua potable contaminada de los barcos.

Pero, a pesar de la luz arrojada sobre las posibles causas de las muertes de los marinos, el misterio seguía enterrado en el gélido hielo del Ártico hasta que el pasado 7 de septiembre de 2014, un equipo científico canadiense utilizando un vehículo submarino teledirigido encuentra en las cercanías de la isla de King Williams, el Erebus, uno de los dos barcos de la expedición de Franklin.
 


Para Stephen Harper, primer ministro de Canadá, “encontrar el Erebus, es sin duda, proporcionar el impulso, o el viento en nuestras velas, necesario para localizar su nave hermana y averiguar más sobre lo que pasó con la tripulación de la expedición Franklin."

Aún quedan muchas preguntas que no tienen respuesta. Y una de las que se hacen repetidamente muchos observadores, es si el cuerpo de Franklin podría encontrarse entre los restos del naufragio. Porque no sabemos si Franklin falleció a bordo o su cuerpo fue arrojado al mar antes de que sus hombres abandonaran la nave.

A la espera de resolver esa y otros muchos interrogantes, gracias al descubrimiento del Erebus queda resuelto parte de un misterio de casi 170 años y que para los historiadores polares es el equivalente ártico al descubrimiento de la mítica tumba de Tutankamón por el arqueólogo británico Howard Carter realizado en 1.922 en el Valle de los Reyes en Egipto
 


Nota*: HMS son las siglas que significan Her Majesty Ship o Barco de Su Majestad en español.

Créditos de las imágenes:

- Barca de Franklin - National Maritime Museum, Greenwich.
- Sir John Franklin - National Portrait Gallery, London.
- Lady Jane Franklin - National Portrait Gallery, London.
- HMS Erebus in the ice - National Maritime Museum, Greenwich.
- HMS Erebus passing through the chain of bergs - National Maritime Museum, Greenwich.
- HMS Terror - National Maritime Museum, Greenwich.

 


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